Thursday, August 03, 2006


el vivenciar la angustia, tristeza y abandono de quienes debiesen sonreir y jugar sin mayores preocupaciones es la experiencia más dolorosa que hemos enfrentado. El contacto diario con la precariedad en todo su sentido, nos enfrenta con la miseria del sujeto, pero no entendida como pobreza, sino como la indeferencia de muchos/as a todas las problemáticas que niños y niñas cargan día a día, las mismas que les cohartan el futuro

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